martes, 19 de octubre de 2010

Para ir acostumbrándose al invierno

     Una de las cosas por las que me gusta vivir en una gran ciudad, es por la gran cantidad de alternativas de ocio y diversión que me ofrece. Siempre he pensado que no podría vivir en un pueblo pequeño, donde todos nos conociéramos y en el que día tras día hiciera las mismas cosas y fuera a los mismos sitios. Sin embargo, tampoco puedo negar que, a pesar de vivir en la capital, nadie está exento de sentirse engullido por una monótona rutina. Lo bueno que tienen las grandes ciudades, es que no tienes porque hacer cada semana algo diferente pero al menos tienes la opción de hacerlo.

     Lo cierto es que, el pasado sábado, Esther, se acordó de una idea que ya tenía en mente desde hace algún tiempo. ¿Por qué no vamos a un bar de hielo? Dado que no teníamos ningún plan definido - bueno, si lo teníamos pero se nos vino abajo - nos decidimos a visitar uno de los dos únicos bares de este estilo que hay en Madrid. El sitio en cuestión se llama Ice BaRetiro y se encuentra en la calle Alberto Bosch, justo detrás del Museo del Prado. El precio de la entrada es de 10 € e incluye una consumición. Evidentemente, entre semana, de lunes a jueves, es más barato - creo que 5 €. Además, también tienes la opción de disfrutar de una cena en el mismo local antes de entrar al bar de hielo, propiamente dicho.


     Una vez pertrechados para acceder al lugar - los guantes y el abrigo de esquimal que os presta el local son obligatorios si no queréis perecer en el intento - descubriréis un sitio no muy grande pero si bastante acogedor. La temperatura, según me comentó Teresa, rondaba los -8ºC. Esto no es nada que asuste a un "macho soriano" como yo, sin embargo, no es recomendable pasar allí mucho más de media hora. Por otra parte, en lo que se refiere a las esculturas, he de deciros que son de lo más variopintas y, por lo que tengo entendido, se cambian cada cierto tiempo. Van desde un oso y un madroño hasta una figura del malo de "Scream", pasando por la propia barra del bar, esculpida totalmente en hielo.

      Lo dicho, si tenéis la oportunidad, no dudéis en visitar este lugar. A mí me encantó y para gastarme 10 € en tomarme una copa en un pub normal, prefiero hacerlo en un lugar como éste, en el que por lo menos disfruto de un marco original. También os he de avisar que, aunque no seáis muy propensos a bailar en público, en este caso se os olvidará por completo la vergüenza y vuestro cuerpo se moverá casi sin daros cuenta. Por cierto, los vasos tienen un sofisticado sistema antirrobo; desaparecen si los sacas del local. ¡Venga esa cerveza bien fresquita!

6 comentarios:

  1. Iremos a la Bolera, no te preocupes, corazón!!!! :D

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  2. Pero que bar más chulo!! Por cierto me encanta tu blog, a ver que nos cuentas mañana! :)

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  3. jeje, qué guay!! podías elegir los plumas o los de chicos eran plateados y chicas, negros? es que vais tan conjuntados... :-P

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  4. Creo que dependía del tamaño. Según me pareció cuando nos los estaban dando, los plumas grises eran de tallas más grandes que los negros.

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  5. una pregunta: no se te quedaba la lengua pegada al vaso??

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  6. No, pero siempre que no la dejes mucho tiempo en contacto. Si te quedas sin saliva, estás perdido.

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